Capítulo 2
Los Vikingos
Los bárbaros nórdicos
pusieron pie en América cuatro siglos antes que Cristóbal Colón. Haciendo de
los mares un camino real y de los ríos, senderos, los “Hombres del Fiordo”
conquistaron casi media Europa entre los siglos IX y XI.
INTRÉPIDOS MARINOS: Los vikingos no
vacilaron en aventurarse a vela y remo en frágiles embarcaciones, por mares
desconocidos y por los ríos navegables de Europa
Uno
de los pueblos de navegantes más notables, no sólo de la Edad Media, sino que
de toda la historia del mundo, fue el de los "hombres del
Norte" o
normandos, más conocidos como vikingos, palabra que literalmente en antiguo
escandinavo significa "el que frecuenta un fiordo". Procedían de las
regiones escandinavas, Suecia, Noruega y Dinamarca, y constituyeron el más
importante núcleo de invasores, que cual manga de langostas se lanzó sobre el
continente europeo durante el transcurso del siglo IX, tras el desmembramiento
del Imperio carlovingio. Los vikingos eran muy semejantes a los bárbaros germanos
que habían convergido sobre Roma en siglos pasados, tanto racialmente como en
los aspectos de organización social, religión y costumbres. Sin embargo, la
gran diferencia con aquéllos fue que sus hordas guerreras operaban
fundamentalmente por mar.
Ante todo, los vikingos fueron intrépidos marinos que, en frágiles naves de unos 25 metros de largo y con tripulaciones de 60 hombres cada una, no vacilaron en aventurarse a vela y remo por los mares del Norte e introducirse en los grandes ríos navegables de Europa, realizando asaltos rapidísimos que les permitían retornar a sus tierras cargados de botín. Pero muy pronto estos osados aventureros dejaron de lado los apresamientos en el mar y comenzaron a saquear las ciudades costeras, instalándose en ellas y emprendiendo la conquista de los países en que habían desembarcado. Y como si esto no les bastara, abordaron seguidamente empresas náuticas de largo aliento, descubriendo nuevas tierras hacia el occidente y llegando incluso a realizar la portentosa hazaña de atravesar el Atlántico y poner pie en tierras americanas, nada menos que cuatro siglos antes de que Cristóbal Colón llegara a América.
LOS BARBAROS NÓRDICOS
Mientras los pueblos germanos habían avanzado lentamente por tierra, los vikingos hicieron del mar un camino real, y de los ríos, senderos. Esto no significó que en tierra firme no fueran igualmente efectivos, ya que cuando querían operar en ella, cogían caballos y movíanse velozmente por el interior de los países, cual consumados jinetes. No obstante el elemento líquido constituyó de preferencia el gran escenario de sus proezas. En sus largas naves abiertas, de altas proas, velas cuadradas, numerosos remos, y bordas de las cuales pendían los escudos de los combatientes, los vikingos efectuaban viajes increíbles, iniciando su vida en el mar a muy temprana edad, a veces a los doce años.
MASCARON DE PROA. La imagen de un feroz animal iba ahuyentar, según
los vikingos, a los pueblos del litoral y a los crueles piratas del
Norte
Las
"sagas" o tradiciones heroicas y mitológicas de la antigua
Escandinavia describen a los vikingos como"hombres corpulentos y rubios,
fuertes y duros de corazón, potentes y siempre victoriosos guerreros,
de fiera mente, adustos, y cortos en palabras". Así, no fue extraño que su aparición
atemorizase en tan alto grado a los habitantes de las costas inglesas y
francesas, sobre las que se dirigieron las mayores ofensivas vikingos. "De la
furia de los normandos líbranos, Señor", fue el rezo más socorrido de los
sacerdotes ingleses de aquellos tiempos, que debieron lamentar la destrucción
de sus monasterios y la pérdida de cuantiosas cantidades en plata y oro, botín
predilecto de los bárbaros nórdicos.
LOS DIOSES VIKINGOS
EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS. Las
investigaciones han dado a conocer restos de naves vikingos mediante las cuales
se ha podido saber exactamente la forma como construyeron sus embarcaciones.
Los
mitos nórdicos se remontan al principio de las cosas, relatando la lucha entre
los dioses y los gigantes (las fuerzas del mal) y aludiendo al gran fresno,
Igdrasil, el árbol de la existencia, siempre verde, cuyas tres raíces nacen en
el mundo subterráneo y cuyas ramas alcanzan hasta Asgard, la ciudad de los
dioses, que cubren con su sombra. En las estancias de esa ciudad o Walhalla, es
donde Odín recibe a los héroes muertos en combate. Los muros son brillantes
espadas; las techumbres están constituidas por relucientes escudos, y dan
acceso al lugar 540 puertas. Allí los héroes se entregan a un festín
interminable, servido por las valquirias, o bien se embarcan en sus naves para
pelear a la manera vikinga, pues las frágiles barcas de los navegantes nórdicos
son constantes protagonistas de toda la tradición mitológica escandinava.
DRAGÓN O SERPIENTE. Animales fantásticos, elegidos por los vikingos,
para sus barcos.
Los
antiguos dioses nórdicos eran abundantes y variados. Odín era el padre de
todos, dios de la guerra y la sabiduría y creador del rúnico, la primitiva
escritura sagrada. Sus dos cuervos (el Pensamiento y la Memoria) le
cuchicheaban al oído sin cesar, estando a menudo sus consejos encaminados a
sugerirle que enviara a los navegantes a descubrir nuevas rutas o ricas tierras
en que pudieran hacerse de un suculento botín. Su esposa se llamaba Frigga, la
reina de los dioses. Le seguía en importancia Thor, dios del trueno, que con su
gran martillo, símbolo de su fuerza, infundía místico pavor a los tripulantes
de las barcas vikingas en las noches de tormenta y marejada. Otros dioses eran
Frey, dios de la lluvia, el sol y los productos de la tierra; Freya, su
hermana, diosa de la belleza y el amor; y Balder, el mejor y más bello de
todos, señor de la luz y el verano, muerto por el muérdago (invierno). Sin
embargo, la divinidad más importante para los navegantes normandos que se
aventuraban por mares y ríos desconocidos era Niord, dios de las costas, el
mar, la pesca y el comercio. Nunca los vikingos se lanzaron a una aventura
náutica sin encomendarse previamente a Niord, el cual a todas luces respondió
con creces a aquella fervorosa devoción, recompensándolos con la posesión de
vastos territorios europeos y el hallazgo de lejanas tierras al otro lado del
Atlántico.
A LA CONQUISTA DE EUROPA
No encontrando, al parecer, las islas británicas lo bastante ricas como para satisfacer su desmesurada avidez de botín, los vikingos comenzaron a tentar suerte en otras regiones europeas a mediados del siglo IX. Así, remontaron los ríos Rin, Escalda y Sena, llegando el año 885 a asediar vanamente París con una gigantesca flota de setecientas barcas y cuarenta mil hombres. Antes, habían saqueado e incendiado las poblaciones de Roven, Nantes y Burdeos, sin que los reyes pudieran contener la ola invasora nórdica que amenazaba con destruir todas las grandes ciudades del reino franco, especialmente las situadas a orillas de vías fluviales.
Pero aunque los vikingos no estaban llamados a señorear permanentemente en Francia como lo hicieron en Inglaterra, supieron sí aprovechar la debilidad de los últimos reyes carlovingios para instalarse a lo largo del Sena en la región hoy llamada Normandía, bajo el mando de su jefe Rollón. En el año 912, el rey de Francia, Carlos el Simple, agobiado por las destructoras incursiones normandas, firmó con Rollón un tratado por el cual éste se reconoció su vasallo, a cambio del título de duque y de la cesión en feudo de dicha región. Los descendientes de estos normandos instalados en Francia fueron quienes conquistaron la totalidad de Inglaterra hacia 1066, conducidos a través del Canal de la Mancha por Guillermo el Conquistador.
El tratado del año 912 que reconoció el señorío de los vikingos en Normandía, señaló el fin de sus asedios contra Francia. Pero de ninguna manera puso término a sus expediciones navales, que como una serie de sucesivas oleadas, cada vez más poderosas, fueron abarcando ámbitos más extensos. Primero practicaron incursiones en España y luego en el Mediterráneo, tras pasar el estrecho de Gibraltar, culminando esos viajes con la conquista del sur de Italia y Sicilia, hacia el año 1090, y extendiendo también su dominio sobre gran parte de la costa del norte de África.
LOS VIKINGOS EN AMÉRICA
NAVE VIKINGA DE OSEBERG. Este navío fue
restaurado en el museo de Oslo. Las incursiones vikingas sobre Europa
Occidental empezaron poco antes del 800 y prosiguieron durante más de
doscientos años consecutivos.
Pero
si bien las incursiones de los vikingos hacia el este representaron un
considerable esfuerzo náutico para su época, fueron sus expediciones hacia el
oeste las que alcanzaron resultados más notables, pues culminaron con el
hallazgo de tierras hasta entonces completamente desconocidas. Así, el vikingo
Naddord descubrió Islandia, la antigua Tulé, en el año 861. En esta gran isla
no tardaron en establecerse ilustres familias de Escandinavia, fundándose allí
un floreciente Estado. Años después, en el 877, un navegante islandés, Gumbiern,
avanzó hacia el oeste, y descubrió una costa muy montañosa, que muchos años más
tarde, en 983, sería explorada por otro aventurero vikingo llamado Frico el
Rojo, quien le dio el nombre de Groenlandia o "tierra verde".
EXPEDICIÓN A INGLATERRA. En el tapiz de Bayeux se relata la
incursiónnormanda a Gran Bretaña en 1066. Los vikingos detuvieron por
algún tiempo el largo proceso de civilización de siglos enteros con sus
invasiones a Europa.
Frico el Rojo exploró
durante tres años las costas de la inmensa Groenlandia hasta encontrar tierras
habitables, a las que trasladó 25 naves de colonos reclutados en Islandia, de
las que sólo llegaron catorce, naufragando las restantes en un temporal. Con
los que llegaron, se fundó en Groenlandia una colonia, de la cual no tardaron
en salir a su vez nuevas exploraciones.
Un islandés establecido en Groenlandia, llamado Bejarne, refirió a Erico que siendo arrastrado por una tempestad había divisado un país fértil al sudoeste. Como Erico el Rojo estaba ya muy viejo para hacerse a la mar, equipó una nave que confió al mando de su hijo, Leif Ericsen y la hizo aventurarse en aquella dirección. El viaje de Leif fue extraordinariamente fructífero ya que le permitió descubrir Helluland o "tierra de las piedras" (Terranova) y Markland o "tierra de la madera", la que corresponde a las costas de Nueva Escocia. Siguiendo más al sur, la expedición de Leif alcanzó la costa meridional de Canadá.
Así, pues, los vikingos fueron los descubridores de América, en cuyas tierras fundaron varias colonias. El más notable de los colonizadores normandos fue el islandés Thornfinn, rico comerciante que visitó Groenlandia y se casó con una hija de Erico el Rojo. Thornfinn inició la colonización de las tierras de América del Norte, encabezando varias expediciones que partiendo de Groenlandia e Islandia llegaron hasta las regiones que hoy corresponden a los Estados de Nueva York y Nueva Jersey, como lo atestiguan las ruinas y antigüedades escandinavas descubiertas en EE. UU.
Pero la colonización de las tierras americanas por los vikingos no pudo continuarse porque Islandia cayó bajo la dominación de Noruega, la cual la privó de sus libertades municipales y le prohibió todo comercio con el extranjero.
EFECTOS DE LAS INVASIONES VIKINGAS
Pero pese a las destrucciones que ocasionaron, las invasiones escandinavas fueron beneficiosas en muchos sentidos. La mezcla de sangre vikinga en los pueblos del nordeste de Europa fue un factor de gran trascendencia futura. Los vikingos, amén de su condición de guerreros, se revelaron como audaces aventureros extraordinarios marinos y hábiles comerciantes. Cuando sus actividades piratas declinaron, se dedicaron con gran ahínco a comercio, convirtiéndose en precursores del tráfico marítimo en gran escala, que tanto auge iba a alcanzar con el correr de los siglos.
CARRO VIKINGO. Réplica de un carro hallado cerca de Oseberg
Los
escandinavos dieron muestras, asimismo, de amar profundamente la libertad.
Aunque ilegales en su trato con los pueblos conquistados, concedieron, sin
embargo, mucha importancia a los usos jurídicos, hasta el punto de que la
palabra inglesa "law' (ley)
es de neto origen escandinavo. En Islandia, los colonizadores vikingos llegaron
a crear una Asamblea nacional de toda la isla, que fue el primer Parlamento de
su género que existió en el mundo, con funciones legislativas y judiciales.
Pero, por sobre todo, la importancia mayor de los vikingos fue que con sus
viajes al oeste anticiparon mi movimiento naval que llegaría a ser de máxima
importancia cuatro siglos más tarde, a partir de la gran travesía de Cristóbal
Colón en 1492 en procura de "una nueva ruta hacia las Indias".
No hay comentarios.:
Publicar un comentario